La póliza de crédito

Producto financiero empresarial.

15.02.2022 por Menchu Jiménez

Entre las especialidades de servicios ofrecidos por MONETA ABOGADOS se encuentra la intermediación bancaria y financiera, tanto para particulares como, principalmente, para empresas.

Por éste motivo y por la emergente necesidad de liquidez que muchas de nuestras empresas nos trasladan, en el post de hoy queremos tratar la póliza o línea de crédito como uno de los instrumentos financieros empresariales más utilizados en la actualidad.

La póliza de crédito puede representarse por sus notas más características, como son: flexibilidad y temporalidad. Así, este producto se define como el contrato a través del cual, una entidad bancaria o financiera dispone a favor de un beneficiario -cliente- un saldo en negativo determinado (también llamado capacidad de endeudamiento) en una cuenta corriente de la que es titular, pudiendo dicho cliente hacer uso de la cantidad total o parcial hasta una fecha determinada.

Hablamos de flexibilidad como un atributo de la póliza de crédito en cuanto el beneficiario puede disponer de la cantidad contratada para cualquier fin relacionado con su actividad empresarial o necesidad circulante. Esto es, pago de nóminas, pagos de impuestos, pagos de suministros, compras de material, etc. Por tanto, estamos ante un producto financiero utilizado para el día a día empresarial que no exige para su contratación una necesidad concreta y exhaustiva, al igual que no es de obligado cumplimiento que el beneficiario presente ante la entidad ningún documento que justifique su uso. Esto lo diferencia de otras figuras clásicas como pueden ser el préstamo, crédito bancario o descuento.

En lo concerniente a la temporalidad, la póliza de crédito se concibe como un instrumento financiero a corto plazo. Esto no excluye que existan renovaciones a la finalización del plazo establecido, pero lo habitual es que la vigencia del contrato se establezca en menos de dos años.

Entre los interés y comisiones que suponen la póliza de crédito, nos encontramos con lo siguientes:

  • Comisión de estudio y apertura. Lo habitual es que no exceda del 2%
  • Tipo de interés por el importe dispuesto y comisión por no dispuesto.. Como decíamos anteriormente, el cliente puede disponer de la cantidad total acordada o solo de parte de ella. En el primer caso se genera un interés que podrá ser a tipo fijo o variable y, en el segundo supuesto, ha de pagarse una comisión de entre el 0´5% y el 0´75% (es, quizá, uno de los inconvenientes del producto).
  • Gastos notariales. Como la mayor parte de productos bancarios de financiación, la póliza de crédito se constituye ante Notario, y ello, consecuentemente conllevará unos gastos.
  • Gastos por productos vinculados. La práctica bancaria habitual exige que ante este tipo de productos se exija la contratación de los denominados «productos vinculados». Esto es, la contratación de un seguro de vida, seguro médico, domiciliación bancaria, etc.

Por último, es necesario mencionar que como instrumento financiero, se exige, por un lado, que la empresa tenga un ratio de solvencia medio-alta y, por otro, la presentación de avales suficientes para cubrir el riesgo de la operación.